martes, 1 de mayo de 2012

Mente cerrada

“Si viéramos realmente el Universo, tal vez lo entenderíamos” Jorge Luis Borges-- Todos somos intolerantes (consideremos esta palabra para este post como un sinónimo de “mente cerrada” o “no acepto otra cosa que mi palabra, punto”) con ciertos aspectos de la vida. Algunos a ciertas comidas, otros a ciertas situaciones, muchos más a varios de los vicios humanos. A pesar de todo, la vida siempre nos pondrá en situaciones que no nos gusten y por lo tanto vamos a tener que aprender a lidear con ellas. Nos seguirán disgustando, pero debemos tener la madurez suficiente para respetar a los demás: sus gustos, diferencias de ideas, de desición. Gracias a Dios tenemos lo que llamamos el libre albedrío, que nos enseña que los seres humanos, como seres individuales, tenemos la libertad de tomar desiciones y claro, también de asumir las consecuencias de esa desición. Así que, si alguien a nuestro alrededor toma una desición que no concuerda con la que nosotros tomaríamos…eso no debería afectarnos como si fuera nuestra. Puede afectarnos en consecuencias, podemos aconsejar, pero nunca ser la otra persona porque al final de cuentas todos decidimos según nuestra experiencia de vida. Más si es algo que al fin y al cabo, me parece bien a mí y me hará feliz a mí. Eso en teoría. Nada peor que ver a alguien que está seguro 100% de tener siempre la razón, que tiene un plan definido y sin errores de su vida…y quiere arrastrarnos con ellos. Claro, sin preguntar, nada más vas a ser parte de mi vida perfecta, acompañándome y haciendo lo que me da la gana. Claro, porque soy mente-cerrada y no acepto nada que se salga de mis estándares, de mis planes. Nada del mundo real. Hay que aprender todos a respetar, a aprender. A ver las cosas buenas de las mentes diferentes, a entender las ideas ajenas. Comprender el universo. Si todos fueramos iguales, tan aburrido sería. Abrir la mente…soñar…valorar a los demás. No quedarse en la burbuja de cristal. Que bueno…al fin y al cabo este mundo está lleno de espinas y no faltará donde pincharse. Y dolerá al caer.

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